Había algo mágico en los vientos de octubre. No eran simplemente la señal de que el otoño se acercaba en otras partes del mundo o que la temporada seca estaba a la vuelta de la esquina en nuestro querido El Salvador. No, esos vientos marcaban un momento especial en nuestras vidas, un tiempo para cerrar cuadernos y dejar volar nuestra imaginación, como piscuchas en el cielo….

¿Recuerdas esos días? La infancia se llenaba de risas, aventuras con amigos y compañeros de juegos en la cuadra. Los vientos de octubre eran el telón de fondo de nuestras travesuras, y cada ráfaga nos impulsaba a explorar, a crear y a descubrir un mundo lleno de posibilidades.

 Pero, antes de poder disfrutar esos vientos mágicos, había meses  de esfuerzo y dedicación. Estudios, tareas, exámenes… un camino que juntos  habiamos recorrido para poder disfrutar de esos momentos especiales.

Como adultos, muchos recordamos con cariño esos años de preparación, esos días que con ilusión esperábamos lo que  octubre traería consigo.

  

En este mes, mientras los vientos soplan y la temporada cambia, recordemos que no todos los niños tienen la misma oportunidad.

En Fundación Valores queremos que cada niño en nuestro amado El Salvador tenga la oportunidad de vivir esos años de esfuerzo y estudio. Queremos que todos anhelen los vientos de octubre y creen memorias que les acompañen toda la vida.

Porque este mes, más que cualquier otro, resalta la importancia de la educación. Es el camino hacia un futuro mejor y más brillante.

Aprovechemos este momento para valorar y apoyar la educación en todas sus formas, reconociendo su poder para transformar vidas y sociedades.

Cada niño que recibe una educación de calidad está un paso más cerca de contribuir a una vida mejor para todos en nuestro país. Es hora de inspirar y empoderar a la próxima generación.

¡Vamos a volar alto con nuestros sueños y a crear un futuro lleno de oportunidades para todos nuestros niños!